sábado, 28 de junio de 2008

tercer viaje: las calles de Cartagena



En Cartagena las calles tienen nombres hermosos. Al menos dentro de la ciudad amurallada. Fuera de la muralla las calles se llaman Santander, San Martín, Bolívar y esas cosas que los inciertos estados nacionales fueron imponiendo en las topografías latinoamericanas. Pero la ciudad vieja mantuvo esos nombres que los usos de la calle fueron imponiendo a través del tiempo.
Puedo imaginarme por qué una calle se llama "Calle del Estanco de Aguardiente", o "Calle del Curato de Santo Toribio", o "Calle de Tumbamuertos", pero me resulta más difícil entender otras.
¿Quién vivía, qué pasó hace mucho tiempo, para que una calle se llame "Calle de la Soledad"? ¿Y por qué otra se llama "Calle de las Damas", y otra "Calle de la Amargura"? ¿Y la "Calle del Porvenir"?
Las referencias se han olvidado, tanto que los cartageneros no conocen los nombres de las calles de la ciudad. Tal vez sea porque es muy difícil encontrar un cartagenero en la ciudad vieja de Cartagena de Indias. Hay miles de vendedores ambulantes -y no exagero- que según dicen los taxistas son los "desplazados".
[La violencia en Colombia es tan eterna que para referir a un período particularmente violento la mencionan con V mayúscula -La Violencia. Hoy la violencia con v mminúscula tiene como efecto que mucha gente del campo se "desplace" a las ciudades, y se conviertan en seres sin lugar fijo, sin espacio]
Camino por las calles. Camino y no me canso de caminar por las calles de Cartagena. Camino cuatro horas, vuelvo al hotel, me doy una ducha y reinicio el ciclo de caminatas y duchas periódicas. Ni el mar me interesa, a mí que siempre me interesa el mar. La ciudad está tan viva, es tan exuberante que no puedo dejar de caminarla.
En Cartagena hay muchas iglesias. Hay, también, conventos. Pero muchos de ellos han devenido en otras cosas: el de Santa Teresa y el de Santa Clara son ahora hoteles de lujo, el de Santo Domingo es ahora el Centro de Formación de la Agencia Española de Cooperación Internacional donde yo estoy haciendo un curso, hay otro -no me acuerdo cuál era- que ahora es el Teatro Heredia.
[El domingo me levanto a las 6 y media de la mañana y a las 8 estoy en la misa de la Catedral. En el sermón el cura habla de la violencia -no sé ya si es con mayúsculas o con minúsculas- y de los rehenes. A las 11 voy a la misa de la Iglesia de San Pedro Claver. Quiero ver las iglesias llenas de gente, no como museos vacíos. En San Pedro el jesuita que da la misa vuelve a hablar de la violencia y de los rehenes. Parece que no se puede eludir el tema]
Las calles de Cartagena no se agotan. Siguen en un laberinto de puertas, aldabas, flores, frutas y murallas. Y gente, mucha gente.

2 comentarios:

Javier dijo...

Porque no hay pintadas en las calles de cartagena de indias?
el calor sofoca y la humedad socava, tendones de la supervivencia, balaceras entretejiendo caminos.
curate la soledad, como la salamandra, bailando sobre las brasas ardientes sin quemarse ni un pelo.
ahora me voy, estaré aqui, como siempre al pie del cañon.
Nuestras calles debieran ser renombradas: Calle del Cunetazo, Calle del Curvon, Calle del rancho de goma, Boulevard de la turra que no me da la hora y me reboto, Diagonal del tiempo perdido, Calle de las naranjas heroicas. teniendo tantos nombres a mano como diria martin, usemonlon que la vida es corta y la piel mucha como el corazón!

laura dijo...

Calle del beso nonato es otra posibilidad. Saqué una foto de una placa de una antigua calle de Cartagena: del niño perdido, como en 100 años de soledad.
¿Y si armamos un comando clandestino para cambiarles los nombres a las calles? Le pedimos a >Lucía que nos haga las placas de cerámica, como las de Cartagena y les ponemos a las calles de La Plata los nombres que merecen.