Para los que dimos el examen de ingreso
En mi caso están los cuentos de mi padre, ex alumno del Colegio, y los cuentos de mi padre acerca de los cuentos del primo muerto de mi padre en el Colegio. También están mis hermanas y los cuentos de mis hermanas acerca del Colegio. Pero también estoy yo, siendo chica y yendo al Colegio a ver las obras del Teatro de Colegio, y a escuchar los recitales del rock en el Colegio. (Ahora me doy cuenta que para mí, en mi propia experiencia, el Colegio fue primero el Salón de Actos)
Entonces Pedro Henríquez Ureña se mezcla con Hugo Sata, y las armas sobre los pupitres en la década del '30 con los muertos de Trelew de 1972.
... y mis hermanas mayores llenas de amigos y de amores, de discusiones y de encuentros.
Me he pasado un año yendo a lo de la de Giuliano para preparame para el examen de ingreso. Puedo recordar con nitidez a Miguel, a María Laura, a José, a Juan José -mi compañero de la Escuela 10 que se preparó con nosotros y que no entró al Colegio-, yendo y viniendo por la calle 6 todos los días. Puedo recordar con nitidez las redacciones, el sobrehueso que se me había armado en el dedo mayor de la mano derecha de tanto escribir palabras agudas, graves y esdrújulas. Puedo recordar la emoción de las dos mañanas en las que fuimos a rendir.
¿Me impusieron o elegí ir al Colegio? No lo sé. Era un mandato que yo asumí como propio. Era un desafío que había que intentar.
Es un día de diciembre y yo voy a ver los resultados del examen de ingreso. Entré. La felicidad ja ja ja ja -a pesar de Palito Ortega.