lunes, 15 de marzo de 2010

Sen

Esperopio dijo y se tapo la cara con el camison de forma tal que su cuerpo se disparo ante mis ojos como una raja en la noche. Pero yo estaba enojada, furiosa. Me di vuelta, apague la luz y sali de la habitacion como habia entrado; sin nada que decir.
A ver si de una vez por todas esta tilinga deja de provocarme con ese subir y bajar del ombligo y hacia el sur esa noche triste y humeda de las tardes de antes. La gran puta, ya no tengo ni para el micro.
Son unas cuantas formas las que una persona necesita aprender para tener a la otra en la palma de sus manos, dominar es facil, mantener el dominio es un arte. Ahora sufro esto en carne propia, un ajedrez de sabores, con sus ritmos y tiempos cambiantes, cambiados, gentes que vienen y se van.