viernes, 14 de noviembre de 2008

La vigilancia

Como uno puede saber si era verano o primavera, si hacia calor pero el perfume a tilos todavia no estaba omnipresente.
Unos pocos autos transitan apurados aunque no tanto como ahora. Eso si lo recuerdo.
El dia era uno de esos, uno como cualquier otro, especialmente ese, un dia mas, lento y con sobresaltos, comun, sin diferencias. En definitiva, otro dia mas en el calendario. Tanto es así que no tengo en la memoria la fecha. Podria descartar cualquier dia honorable, mi cumpleaños, san Perón, el 19 de noviembre... ninguno de esos eso es casi seguro.
En esa epoca yo visitaba, me habia hecho de la confianza de una chica del centro, no una mina cualquiera, una de las distintas. Se hablaba de chetas y grasas, las que se ocupaban de la pinta, la vestimenta, el pelo, los adornos, los zapatos, a donde iban, a quien saludaban, en que sitio se reunian, si el sol les quemaba bien la espalda. Esas.
Las otras dedicaban ingentes esfuerzos en ser diferentes, y construian diferencias en la ropa, el pelo, el maquillaje, la postura del cuerpo, el lenguaje, donde se reunian, como se saludaban, si el sol les quemaba bien la espalda. Las otras.
Ella no.
Una persona sensible y no es que las chetas y las grasas no lo fueran, pero a ambas les resultaria por demas extraño las veladas en el viejo teatro argentino, el cine en el maria auxiliadora, las trasnoches del cine Select, las exposiciones de Peres Cellis, la musica, la otra musica.
El viejo teatro argentino abarca toda una manzana y esta rodeado por jardines, uno el jardin de la paz con escudos de las naciones que aprendimos a reconocer cuando chicos a partir del perfume de las flores y los verdes de las hojas. en el foyer, ese amplio espacio al que se accedia luego de unas escaleras y que dejaba el tiempo para comentarios, resumenes de actores, cantantes y regisseurs, envueltos por lo general en un humo espeso de cigarrillos y una luz dorada que descansaba como si el tiemo fuera eterno en la enorme araña del techo. En esa epoca el Coliseo Podesta, ese que habian construido, afamado y difundido y amado los Hermanos Podestá, estaba cerrado y abandonado, aunque no para mis amigos Willie, Gus y Pato que se descolgaban desde las azoteas por ventanas mal cerradas, escaleras semipodridas y entelados a medio desaparecer para jugar escondidas y persecuciones imposibles. Yo recien pude entrar al Coliseo cuando lo restauraron y ya no quedaba ni huella de las aventuras de mis amigos.
La sala principal era una maravilla, no tan grande para ser enorme y desproporcionada, medida, sonora, con vistas seguras hacia todo lo que ocurre, aun en los palcos, plateas y pasillos. Nunca fui al Argentino con ella.
En la sala del Auxiliadora, un colegio de monjas, gris y aburrido, dominaba el frio, las sillas duras como de piedra y el cine frances. Ibamos por el cine frances de Chabrol, de Resnais y sus locomotoras humeantes de noche y de niebla, amaba a Jeanne Moreau y Jean Gabin, imposibles de ver en ninguna cartelera, en parte porque ya era la epoca de Delon y sus aventureros y si, esos enormes films de cine negro. Belleza.
Ibamos al Auxiliadora cuando las hojas de los platanos ya estaban marrones y el viento cruzaba la plaza Moreno como un huracan helado. Unos amigos iban en un vehiculo inventado, de tan inventado que era le llamaban el ocni, objeto corredor no identificado, experto en eludir controles policiacos pero absolutamente inestable en las curvas que el copiloto debia hacer como los navegantes de los pequeños veleros,hacer contrapeso a la inercia para evitar el seguro vuelco. El ocni era un vehiculo seguro, nadie nunca quiso robarlo. Levabamos mate y galletitas y algunos una petaca con ginebra. Ella iba al Auxiliadora, pero nunca coincidimos.
Aprendí a ir al Cine Select, a pocas calles de la casa de mis padres por mi hermano y sus amigos. Cenar y escuchar musica para despues ir al cine era una rareza que pronto se convirtio en religión. Encontrarse en una cola larga a las 01.30 hs, bajo los tilos o en el Bar de enfrente cuyo nombre me esquiva a la memoria. Un bar largo y algo angosto, nada presumido casi una pizzeria, con mostrador al fondo y mesas que en verano llegaban a la calle, pero nunca en trasnoche. Ese cine, ya no hay mas, tenia una ventana en el techo por donde las volutas de humo denso se confundian con el viento de la noche, y las estrellas. Y las estrellas.
En el Select aprendi del sabor amargo de las fresas, de los monos y el capitan Aguirre, MASH, Que!. Años mas tarde supe que ella tambien iba ahi, es mas, a veces con amigos en comun con lo que empece a pensar o bien que estaba alucinando o que ella estaba alucinando. Nos gusto Woodstock.
Estabamos sobre la vereda, una de esas de barrio de baldosas grises y unos cuantos arboles y poco mas. La fachada, lavada, insipida, nada mas, un escalon denunciaba que las lluvias a veces, lo bastante seguido cubrian toda la vereda. Pero ese dia no, ese dia no habia ni lluvia, ni viento ni nada. Un dia vacío, señalado para dejar un rastro dificil para siempre pero vacio. me olvide, la calle era de adoquines pero ya no mas, un lugubre telon de asfalto negro lo cubría.
Yo no conocía el lugar de antes, no tenia ninguna referencia. Supimos de el a traves de una amiga de una amiga de una tia, cadena de mujeres. Secretos a voces que nadie quiere escuchar. Si habia pasado por ahi, ni me habia dado cuenta, el lugar era uno de tantos otros, ya nunca mas.
El gobierno no sabe de estas cosas, las mujeres en el gobierno no hablan de esas cosas, estará todo arreglado?, será como la trata de blancas?. No se, pero nadie ignora nada, es como respirar, no somos conscientes de que respiramos todo el tiempo. Esto pasa todo el tiempo.
La calle es solitaria, solitaria como nunca. Es mi percepción?. Un auto gira en la esquina y encara hacia aca. Un falcon verde metalizado. Amaga entre los pozos como si tratara de descifrar la calle entre los adoquines malentrazados. Cinco figuras adentro. Oscuras. Oscuras como la noche mas negra. Las ventanas casi bajas pero no tanto como para que el aire frio del interior se entibie un poco. Uno tiene anteojos negros, espejados, con un marco de metal plateado que refleja el verde del tapizado. Mi viejo tenía un falcon, te con leche de techo blanco. Mi abuelo tenia uno negro, modelo 70 creo, una fiera negra y lustrosa.
Una exhalación pasó delante de la casa, una rafaga lenta, interminable, miradas torvas, escrutadoras. Una frenada en la esquina. El falcon se detiene. Puteadas. Un pichicho asoma delante del auto, tranquilo, sin saber como yo que la habia salvado la vida por muy poco.
Si, aun la casa seguía ahi, densa, expectante, sin ansiedad. Nosotros seguíamos ahi, tambien, inciertos, temerosos, frustrados.
El timbre suena, la puerta celeste se abre, una figura comun, de empleada publica regordeta asoma. Que quieren?
Nos dio su nombre Ana, Ana Magnani, ella estuvo para ...
Si, me acuerdo de Ana, salió bien no?, pasen.
Una vez adentro, la puerta se cerro, y se cerro tambien la cancel. Unos dos o tres silloncitos vestidos con telas ralas, nos apunto, Esperen aqui, el doctor ya llega.
Las paredes de techo a piso, el techo blanco con su lampara colgando del techo, bajo. El piso de baldosas, de 20 x 20, de granito, crema con pedazos de granito o marmol gris y blanco, reciclados, limpios, en hileras sobre un ambiente de 3 por 2.80 calculo, un zocalo del mismo color y unas ventanas que miran hacia ninguna parte, nos miran. Tres puertas. Una hacia la calle, otras no se adonde, asustan.
Algunos ni siquiera van, se van, no estan, no es que uno sea mas valiente, compañero o lo que sea, es que no se va y esa es una diferencia. Vos sos el novio me dijo la mina. Un si, se escurrió por mi garganta y murió casi saliendo entre mis labios entreabiertos. Vení, pasa por aca, no le va a pasar nada. Eso es lo que vos decis, vos no sabes nada, nos va a pasar toda la vida porque asi somos, como somos. Pero vos no te vas a enterar, vas a cobrar y te vas a olvidar. no sos una militante de los derechos de la mujer, sos un cuervo en cuerpo de mina.
El lugar estaba limpio pero ni nada, el, tiene un aire de medico, no se si es, dicen que si. No te vas a sentir nada dice y la otra apunta, cuando despiertes en la cama, vas a estar un poco mareada pero no pasa nada, un poco de mareo nomas.
De cuanto ... No se, 2 o 3 meses. Primeriza.
Sentate aca dijo, y me senté. recostate y me deje caer, un pichazo y el mundo como plomo desaparecio de mi vista, la voz se hizo sueño y el sueño nada.
Esperá aca, cuando salga te va a necesitar, traniste la platita?.
La clandestinidad tiene sus codigos, a veces dejan segir a uno blanquito y a veces separan al oscuro, desconfian no de la cana que ya seguro han pagado sino del pago.
En la habitacion habia dos camas, como en mi pieza y una ventana tambien, con persianas de madera, bajas, muy bajas. Espera aca.
Estoy en mi cama, la noche es pesada. Se que murio Graciela y no lo puedo creer. Estaba escribiendo esto para compartir vivencias, como siempre, soltar su risa loca, mencionar la piramide, contar las piedras y las referencias al Che y a Cuba, mencionar a juan, el hijo del medio y a los otros, el mayor y el menor. Graciela estuvo en mi cumpleaños en octubre pasado, rio, comio, se fatigo, no me hizo reir tanto pero me dijo, no esperaba esto de vos Martinez!, Viste, al final estoy aprendiendo, gracias.
Y si hacemos una Campaña financiera para Cuba?, Graciela como todos nosotros sabia de las campañas de los 70, la solidaridad militante con los presos con las huelgas con los que la pasaban rotundamente mal en tiempos de la dictadura. Ahora nos reiamos al clamor de la Campaña financiera!. Decia que era la mas vieja militante del PC porque todos los viejos se habian ido y ella que se habia sumado de vieja, hacia de patriarca, de referente de la Liga por los Derechos del Hombre.
Como el Che, Graciela tenia asma, casi no caminaba ya, pero hizo una maraton cuando el Camarada Fidel estuvo en Cordoba, en su ultimo viaje a la Argentina. todos pensaban que Fidel se moria pero Graciela lo primerio.
Pensaba contarte esto cuando despertaras, cuando estuvieras mejor con esa luminosa sonrisa y ese afecto tremendo que siempre desparramaste sobre nosotros. Todavia pienso. Ojala estuvieras aqui.

11 comentarios:

laura dijo...

Cuando me dicen que no lea, leo. Y para colmo escribo.
El Select: El Séptimo Sello y Vergüenza en una sola noche. Fellini Roma y Fellini Satiricón en una sola noche. Y después irnos a lo del Gordo o a lo de Juan o a mi casa a desayunar y a comentar las películas.
Si hago un esfuerzo se me aparece la escena del caballero (Max Von Sidown??) jugando al ajedrez con la Muerte. O aquella de Roma en la que entran en un túnel y a medida que van iluminando las paredes aparecen y desaparecen por la luz unos frescos maravillosos. O la del ferry en Vergüenza. O ...
No íbamos a María Auxiliadora, pero sí a los conciertos de música renacentista en el salón dorado de la municipalidad, a los pocos recitales de rock que había en la ciudad, y recuerdo una típica de tango en el auditorio de la AMIA.
Eramos voraces, éramos omnívoros en ese mundo seco y hambriento.
y nos queríamos, cómo nos queríamos ...

laura dijo...

TEMAS A SEGUIR
El aborto. A veces son las dudas y a veces las certidumbres. Pero el dolor está allí siempre. La ilegalidad, y lo sucio y esquivo de la ilegallidad. Lo que la ilegalidad le suma al dolor que ya está allí machacándolo todo.
Este él que alguna vez no entendió mis decisiones. Ese él que zafó por un pelito de los campos clandestinos de detención, pero que 30 años después terminó en la cárcel. Zafar por una y caer por otra mil veces -un millón de veces- más ominosa. Y la duda que me va a quedar para siempre acerca de la verdad o la mentira de la acusación.

Tormento Malsano dijo...

La pizería se llamaba "Oasis" y su mayor virtud, si bien la pizza no era mala ni cara, era estar enfrente del Select.

laura dijo...

Oasis, gracias Tormentito. Nosotros también íbamos, ¿te acordás?

laura dijo...

En el mundo en que vivimos el cuerpo es un delito. El estado se apropia de nuestros cuerpos todo el tiempo y nos dice lo que podemos y no podemos hacer con él. Y el cuerpo de una mujer es el principal objeto de vigilancia y de ocultamiento -porque lo que más se vigila es, al mismo tiempo, lo que más se oculta. Portadoras ancestrales del mal, todas las enfermedades vergonzantes nos son adjudicadas. Todas llevamos un mal entre las piernas. Ni tan siquiera el psicoanálisis, una de las heridas más hondas al narcisismo de la racionalidad moderna, pudo pensar en nuestra entrepierna de otra manera que como una falta.
Y nosotras, sumisas, ocultamos metódicamente aquello que nos dicen que hay que ocultar -hasta cuando lo mostramos. No somos dueñas de nuestros cuerpos nunca. Menstruar es una vergüenza, pero no menstruar también es una vergüenza. Si tenemos pelos debemos depilarnos, si no tenemos pelos debemos simular que nos depilamos. Se oculta tanto la menarca como la menopausia. Y entre tanto la mujer deseable oculta el deseo.
Sólo podemos corporizarnos cuando estamos embarazadas como corresponde. En esos 9 meses de libertad nuestros cuerpos -debidamente controlados por papeles firmados y sellados- son considerados limpios. Pero guay de si a alguna de nosotras se le ocurre que ese feto es un accidente, que no tiene la obligación de alojar en su cuerpo -su cuerpo, ese cuerpo suyo- a ese óvulo fecundado por ese espermatozoide. Guay de que nuestro deseo no esté correspondido con el deseo de tener un hijo -como si el deseo de sexo hubiera sido sólo nuestro.
El aborto es un acto solitario, aún cuando se haga acompañada. La que pone el cuerpo es una. Y el aborto, como acto solitario y fuera de control, está sancionado, como el onanismo. El punto es que en ambos quien lo hace puede apropiarse de su cuerpo, pero a riesgo de quebrantar la ley. Y a riesgo de ensuciarse las manos.
El cuerpo es un delito, es el cuerpo del delito.

Javier dijo...

Empece a contar en este texto cosas que pensaba, que recordaba, que queria expresar y que muchas veces conversaba con Graciela. Para ella yo me improvisaba, me probaba. Para mi, ella me escrutaba, se mofaba. Anteayer Graciela.

laura dijo...

No lo puedo creer. El domingo pasado me contabas de la enfermedad de Graciela y de sus complicaciones cuando la casualidad nos juntó en el Bosque a vos, a Tyron y a mí. Ahora, después de colgar como comentario lo que escribí a partir de tu entrada, me entero que a ella se la llevó esa serie de casualidades que empezaron hace muchos años con las cesáreas -otra forma de intervenir sobre el cuerpo de una mujer.
No sé si estás aquí o estás allá, junto al mar. Estoy con vos, Javier.

Martín Cañás dijo...

la que estaba cerca del select era Oasis u Oasis II?

Javier dijo...

en la vida hay muchos oasis entre muchas esperas de sed, sed de amigos, de fresco, de sangre, de sol, de frio, de sed.
Habia un Oasis a secas en 7 entre 55 y 56, mirando al cine Select, a las colas, las charlas, el humo, el humo del lugar era una mezcla especial. Los 43 70, nombre de armas para un tabaco robusto y vegano, amenaza que marcaba los limites de un territorio, el de la politicas de izquierdas. Al lado, en otra nube de humos, las chicas de la JP, encendían los Jockey Club rojos, cortos o largos pero siempre Jockey, no podias ser fea fumando Jockey.
A metros, cigarros, cigarritos y alguna pipa, de intelectual serio, imitador de Cortazar con ese camison al cielo de la noche que les prometia a los ansiosos varones como Olivera, un desafío incierto como son los otros. El camison que preseñalaba un vuelo de esperma hacia la noche.
Pocas, pero a veces, del trasnoche del select ibamos ahi, donde la noche libera los sentidos y los sentidos le dan sentido a la noche.

Javier dijo...

Ja ja ja ja,
jo jo o oj jo jo ja Graciela, sabes que no se reirme a carcajadas!
ja ja ja jo ji jo ju
Es que sos un pequeño burgues temeroso de los demas! jo jo ji jo ja.
Y ademas ex troskista! jo jji jua jua jo
je je tenes razon, ji, si que tenes razon, jo ju ja jo

laura dijo...

lalenci, que es un macho, fumaba particulares 30 primero y después parissiennes. Con los años se pasó a los Camel por amor: un hombre -lo que la muy boluda llama el amor de su vida- le dijo que no le gustaba el olor del tabaco negro en su cuerpo y en su pelo.
Y las carcajadas no salen así como así, aunque a una no la haya picado el visho del troshquishmo.
Te queremos Martínez, y queremos a Graciela en tu amor.