sábado, 11 de agosto de 2007

Imperceptible Cataplúm

A lo largo de (los últimos años) los últimos meses, las últimas semanas y sobre todo en los últimos días, las palabras empezaron a perder sentido, de apoco, casi imperceptiblemente, y de golpe no se entendió nada.

El balde rojo había quedado como siempre debajo de la canilla del patio, sobre el cantero de los malvones y la situación no había cambiado cuando la señora Emma (primero), y luego el señor Juan (que ya no podía con lo que la extrañaba) se murieron ... Pasaron varios meses hasta que los hijos se ocuparon de las cosas de la casa y acumularon fuerzas para asomarse a todo lo que había que ordenar abriendo placares y cajones que nunca habían abierto (o que hacía tanto que no habrían) y que estaban llenos de cosas conocidas y que no se sabía que hacer, pero que tenían que hacer ... En esos meses en los que la casa quedó en silencio esperando por la visita de los chicos que ya estaban muy grandes, hizo mucho calor, mucho, y llovió muy poquito. Quizás por eso el cuerito de la canilla se debe haber resecado, o la junta se habrá dilatado de más y un día, cuando el sol le dio de lleno a la canilla del jardín, una gota de agua se asomó y después de un buen rato, empezó a caer y a golpear en el fondo del balde vacío, retumbando como un bombo, resonando como una caja resonando en esas coplas del norte que resuenan en el alma de los que escuchan atentos.

Las palabras fueron las que resbalaron, no las cosas. Las cosas, como no podía ser de otra manera, quedaron en el mismo lugar con el mismo color con el mismo movimiento con la misma disposición, pero de golpe: sin palabras. Como desde siempre, desde antes, mucho antes de nosotros. Las palabras asignadas ya no contenían el significado de las cosas. Algo se había roto. Algunos se quedaron mirando e intentaban pensar qué decir, cómo decir. Otros de a poquito se animaron y buscaron nuevos lenguajes.

El ruido del bombo y de la caja norteña de pronto se fue transformando en un platillo desafinado, a cada golpe más apagado y finalmente quedó un simple ruido de canilla que gotea y una gota que salpica cada tanto, muy cada tanto. Tanto duró el goteo que ya no se escuchó más. Menos se escuchó cuando el balde se llenó y la gota siguiente empezó a resbalar rebalsando por el pico del balde produciendo un silencio tan ensordecedor al tocar la tierra reseca, que se aturdían los helechos del cantero de enfrente ... así, luego de varios días de sorda desaparición del agua en la tierra seca llegó el momento que el rebalse empezó de golpe a acumularse sobre la superficie de la tierra húmeda y el barro se fue formando muy silenciosamente en uno de los costados del balde, por donde había quedado apuntando el pico, para el lado del borde del cantero....

Las palabras las usó al apóstol San Juan para intentar anunciar la Buena Nueva y luego, algunos que leyeron de otra manera a San Juan, como Nietzsche, las usaron para contar El Cuento de otra manera, y así otro, y otro, y otro se fueron sucediendo, y todos, uno tras otro, machacaron con las palabras sobre aquellos que quizás nunca quisieron palabras sino simplemente hechos, o imágenes, o cosas, aquellos que terminaron diciéndoles a los unos y los otros que sí, como a los locos, amén y a seguir con otra cosa, con aquella(s) cosa(s) que les interesa.

Hace poco los presidentes usaron las palabras entrañable amigo dicha a las tribunas televisivas para dirigirse a los padres de los chicos asesinados cuyas palabras parece que no se escucharon sino que automáticamente (?) se amplificaron. Las palabras que van y vienen y hoy pasan de la verdad al olvido en las revistas diarios y mequetrefes de la época que no hacen más que multiplicarlas gritarlas titularlas redecirlas rescribirlas y vaciarlas de contenido.

Entonces de pronto las cosas (mis cosas) se quedan sin palabras.

El balde lleno pesaba como unos 15 kilos. El barro se fue formando en el frente, del lado del pico, y asi el balde se fue hundiendo de a poquito, de ese lado, hasta que un buen día se cayó, de golpe, y pegó contra el ladrillo del cantero que se partió en tres pedazos al chocar con la baldosa. Detrás del ladrillo golpeado se cayeron otros tres ladrillos, se derramó un poco del barro-tierra del cantero y finalmente se descalzó el gran malvón que se vino para adelante como intentando volver a esconder la raíz que corría serio riesgo de quedar al aire.

En la película "Reconstrucción" (que no entiendo por qué le agregaron en el título en español "de un amor") las palabras están en un segundo plano y además se juega con las palabras durante toda la película. Las imágenes y sus texturas nos hablan de las cosas de otro modo, y está bueno.

Cuando los hijos finalmente aceptaron celebrar esa ceremonia de la reconstrucción a partir de los placares y los cajones, se encontraron en el patio el cantero roto el balde caído el malvón florecido y crecido como cubriendo una herida ... (seguro que fueron los pibes del barrio que se metieron a curiosear), (seguro que fue en un día de niebla, de esos donde el porvenir es todo por saber y uno busca con pasión señales, cosas, significantes).

Al igual que otras tantas películas abrazos fotos caricias imágenes besos esculturas cuerpos enredados música platos de comida vinos, son todos refugios a donde ir cuando suceden estas catástrofes con las palabras, cuando de golpe nos encontramos a solas, nada más ni nada menos que con sólo las cosas y ese, ahora insensato, envión que traíamos de tanto hablar y hablar y escribir y escribir...

2 comentarios:

jediluis dijo...

explicación bloggriana:

1- esto que se publica no tiene casi nada que ver con el blog, quiero decir, no es bachitematico ni generacional, es anterior, pero quise compartir. simplemente que a veces veo una pared en blanco y no puedo resistir escribir, y ustedes en este blog me pusieron los aerosoles en la mano...

2- siempre fui politicamente correcto, y como a partir de este blog soy setentista y si entendí bien, ser setentista implica ser politicamente incorrecto. Entonces, no solo hago mis comentarios en cualquier lugar, como bien señala Tormento, sino que hago entradas que no corresponden, para ser hoy politicamente correcto, sentir que sigo siendo el mismo de siempre y poder irme ahora a dormir tranquilo...

un abrazo, gente.

laura dijo...

patapúfete, dijo Biondi.