jueves, 9 de agosto de 2007

barro tal vez

Dado que nadie se mete a postear -un neologismo tremendamente feo que uso porque soy una mersa- aquí voy yo.
En algún intercambio de uno a uno que he tenido en los últimos días me dí cuenta que mi comentario acerca de los setentistas había sido disruptivo, por no decir molesto. "si molesto con mi canto" pido perdón.
Una vez mi directora de tesis me dijo "Laura, explicá un poco más, porque no todo el mundo tiene en la cabeza lo que pensaste, ni por qué lo pensaste. A veces escribís sólo el final de un razonamiento que te parece obvio, pero que no es tan obvio".
Me sigue pasando lo mismo en muchos ámbitos, y eso no es bueno. Ofendo, desconcierto, molesto.
Allá va. Trataba de decir dos cosas, una del ámbito personal y otra del ámbito político. En primer lugar, que he tenido la suerte de no pasar por las experiencias extremas a las que nuestro tiempo ha sometido a muchos de los contemporáneos -el secuestro, la tortura, la violación, la sustracción de hijos, la degradación. Primo Levi, un sobreviviente de los campos de concentración nazis, escribió un libro que se abre con un poema llamado "Si esto es un hombre" en el que sintéticamente plantea el funcionamiento y los efectos del poder concentracionario sobre la subjetividad de las personas. Entonces no puedo ni debo asumir el lugar de la víctima cuando eso ha sucedido, por más afectada que me haya sentido. Hemos vivido una época muy traumática, nos afectó a todos, pero como bien decía Cecilia, nos impactó de diferente manera.
En segundo lugar, me parece que la victimización ha tenido al menos dos efectos que considero negativos en la historia argentina reciente. Esta historia tiene dos tiempos. El priemer momento es durante la dictadura y deviene de la necesidad de los familiares y de los organismos de derechos humanos de no explicitar la militancia de los desaparecidos para legitimar su búsqueda y el reclamo de justicia. Me parece más que lícito, porque en medio del poder desaparecedor las estrategias de supervivencia y de resistencia fueron diversas y casi todas válidas. Pero con cierta perspectiva temporal diría que esa estrategia tuvo un efecto negativo a mediano plazo: que el tema de la militancia de muchos de los desaparecidos quedó soslayado y que por lo tanto algunas reflexiones fueron obturadas por ese silencio. Insisto, ese fue probablemente un efecto ni pensado ni deseado, pero fue un efecto.
El segundo momento es el de la transición a la democracia. Ahí la teoría de los dos demonios, para hablar mal y pronto, dejó a la sociedad argentina como víctima, pasiva e inerme, de dos violencias culpables y simétricas. Y esa visión cierra la posibilidad de ver las diversas formas en las que "la sociedad", abstracta e indifereciada en este planteo, respondió al terrorismo de Estado.
En fin, que me parece que debemos incorporar las gamas de grises para darle una perspectiva histórica a la experiencia que nos tocó vivir.
Bueno, espero haber aclarado algo de lo que tenía en la cabeza cuando irrumpí a decir impropiedades. O, tal vez, esto sea sólo barro.

3 comentarios:

jediluis dijo...

Así que esto es postear!!!

que bueno Laura, acabo de aprender algo más...y seguramente ahora los comentarios deben de tener que ir ordenados por debajo con relación al tema posteado más arriba...(¿voy entendiendo Tormento?)

pero bueno, por ahora, tendrás que ir al comentario que evidentemente estaba yo subiendo al mismo tiempo que tu barro (pero en el otro lado, el del invierno) donde hago mi humilde aporte al concepto setentista... en realidad trato de aclarar mi cierta aversión al concepto...

volviendo al barro, éste siempre toma diferentes formas y asi, cuando se secan, cuando se hornean, se originan un montón de vasijas o cacharros distintos que contienen cosas diferentes, o se generan formas que no contienen nada, y quien se anima a decir si una es mejor que la otra...???

así que, coincido con el barro tal vez y sin olvidarme del lugar del pantano ni desconocerlo, prefiero andar por la zona donde todas las hojas son del viento... y soplar.

digo, Laura, aflojale a la profesión, que no te vas a poder dormir.

laura dijo...

Jedi, lo personal es político. Si pudiera aflojarle a la profesión tal vez terminaría el artículo -profesional- que no termino.

Y respecto de las generaciones. Creo que existen en la medida en que algunas personas remiten su identidad a eso. Casi casi como un diálogo que escribió Cortázar en Los Premios:
-"La patria es dulce, pero no existe"
-"La patria existe, pero no es dulce"

Yo, por mi parte, cuestionaría la existencia de "los setenta", pero debo aflojarle a la profesión. Así me lo prescribió el Doctor Jedi - o su avatar Mr Hyde.

Tormento Malsano dijo...

Si bien ya dije algo en otro post sobre este tema (por seguir lo que
creí un blogismo de vanguardia) mejor volvamos al orden. A cada
entrada sus posts, carajo!.
Coincido con Jedi en que aflojes, pero no todos tienen la suerte de
ocuparse profesionalmente de cuestiones arcanas que no interesan a
casi nadie. (No interesan no porque no tengan que ver con nada, si no
porque las relaciones son más difíciles de encontrar).
En primer lugar, me parece que se está hablando de dos cosas
distintas: la validez de los conceptos "generaciones" y "setentismo".
Como también ya dije en el otro post, me parece que la cuestión de las
generaciones es lo contrario de lo que apunta Laura: que la generación
existe aún cuando haya personas que no remitan su identidad a ella.
Creo que en ningún ámbito es esto tan palpable como en el arte. Hay
elementos en los estilos artísticos que se imponen a ideologías,
estéticas, filosofías y poéticas antagónicas. Comparen la estatuaria o
la arquitectura del nazismo y la del estalinismo. (Si, ya se, los
dosdemonistas van a insistir con su sonlomismismo. Fuck them!).
Pero la cuestión acá es el setentismo. Si hay una generación
setentista, y, lo más importante en este foro, si somos parte de ella.
Creo que los cambios culturales que se produjeron entre los 60 y los 70 no han tenido equivalente. Los ejemplos llenarían varios blogs, pero doy uno que tiene que ver con mi profesión. Todo lo que hoy nos parece tan alucinante de la tecnología informática: computadoras personales, interfaces gráficas, redes, etc, todo eso se inventó en los 70. Tres de los 4 paradigmas de programación actualmente vigentes se inventaron en los 70. Y el otro no es posterior, es anterior.
Y los que están como protagonistas de tantos cambios, que otra cosa son, si no una generación.
En cuanto a nosotros, nuestro drama es bastante triste: la luz nos encegueció, estábamos ahí y siempre estaremos en parte, pero nunca
brillamos con luz propia.